A veces los momentos más auténticos y más vuestros se viven de forma única..
Que los elopements nos encantan no es una sorpresa para cualquier persona que nos conozca. No somos personas especialmente extrovertidas, y para nosotros poder llegar a conoceros bien, crear una buena conexión con vosotros y darle forma a vuestro día es algo necesario.. Cada pareja es un proyecto importante para nosotros, y cuando la boda es así de pequeñita podemos realmente tener un papel importante y volcarnos de forma activa.
Carla y ángel buscaban un momento suyo, que poder vivir a su manera y a su ritmo. Después de haber hablado con ellos en varias ocasiones y haberles hecho fotos con su peque, tuvimos una videollamada para ver cómo podríamos hacer una boda para ellos que no fuese tal y como las conocemos. No hacía mucho que Alba había encontrado los elopements y resonaban muchísimo con nosotros así que les propusimos esta experiencia y no podría haber sido más mágica.
Siempre intentamos conoceros, saber de vuestra historia y ahí es donde apareció el pantano de Guadalest. Y a partir de ahí fuimos creando con ellos una ruta que les llevase hasta el lugar de su ceremonia, que querían que fuese una playa salvaje, no una playa lineal de arena. Así fue como llegamos al Racó del Conill en Villajoyosa, donde Davinia de Le Graine compuso este altar que recordase ese "salvaje" que nos había comentado Carla y les preparó una mesa de queso y embutidos maravillosa con vistas al mar.
Empezamos en su hogar, ellos tienen una hija en común y prepararse en casa pasando un rato con ella era algo muy importante para ellos. Es genial cuando las parejas se cambian juntos, porque es parte de ese momento único al que os vais a dirigir.
Condujimos 1h hasta llegar al pantano de Guadalest. donde teníamos marcadas varias localizaciones. La primera parada es una zona de gran arboleda, es maravillosa por la altura que tienen los árboles y los desniveles de tierra.
Después de esta pequeña ruta, continuamos hasta la siguiente localización en la otra vertiente del Embalse de Guadalest. La vista es completamente diferente, no solo tienes una panorámica increíble del pueblo en sí, sino de toda la vegetación y el embalse. El atardecer es maravilloso desde allí.
Descendimos la montaña hacía Villajoyosa, donde intercambiaron sus votos. Desde allí tenían unas vistas al mar espectaculares. El altar tenía mucha vela y se iluminó cuando cayó el sol.
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Fue increíble poder estar a su lado y compartir todos esos sentimientos e ilusión. Este fue nuestro primer contacto con el mundo de los elopements, nos volvamos al mil por cien para que este día fuese inolvidable para ellos y desde entonces seguimos acompañando parejas que, cuando miren las fotos colgadas en la pared de su casa, revivan una experiencia que les quede marcada para siempre.
VIVE TU TAMBIÉN LA EXPERIENCIA
Si tu también quieres hacer un elopement pero no sabes por dónde empezar a organizarlo o buscas a las personas que inmortalicen ese momento tan especial para vosotros, ¡contacta con nosotros!
Un abrazo enorme,
Alba y Juanfran
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